Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Sastre de sonrisas.

Pum pum, tic tac. Oigo hasta mi pulso siguiendo el ritmo del reloj, ya acostumbrado a sonar en mi cabeza. ¿Cuántas noches puedo llevar ya? Contando las largas y las momentáneas deben sobrepasar las 30, cuando todavía caía agua fría y el viento helaba. Cada noche frente un papel sin poder escribir. El Pilot sólo da vueltas entre mis dedos, acostumbrado ya a la torpeza de estos mismos. Y el folio en blanco. En blanco...
Me pregunto si se extraña. Si se extraña mi mesa. Y mi silla. Que lleve tanto tiempo sentada en el mismo sitio sin hacer caso al papel. Me mira y me intenta atrapar. Intenta alargar sus brazos para agarrarme y sumirme en él. El papel se ha cansado de ser blanco, quiere letras.

"Creo que los vacíos de inspiración ocurren porque algo en la vida ha echado el freno de mano y todo lo que avancemos desde entonces nos desgasta y hace que nuestros patéticos y tristes días huelan a plástico quemado."

No quiero más freno de mano en este mundo. Llevo demasiado tiempo parada en el arcén, y siento que si agarro la palanca del freno y tiro hacia arriba, el coche entero se desmoronará. Y me quedaré sola y frágil, ya no tendré resguardo del viento. Porque ya llega septiembre y el frío se nota en sus diez letras. Estaría bien poder salir del coche a echar un vistazo, poder sonreír de verdad al paisaje que tengo enfrente. Pero el freno está echado y las puertas cerradas. 
La verdad, no me extraña. ¿Quién quiere salir fuera en este mundo de chacales? Se han perdido las maneras, o tal vez nunca las hubo. Las maneras de ser feliz y enseñar los dientes con diversas sonrisas y sus respectivos mensajes escondidos. Ya son más de once personas las que me dicen sorprendidos: 'tú sonríes mucho chica' o '¿por qué sonríes tanto?' Y ¿por qué no? Quiero decir, la vida no es puta si tú no la tratas como tal. Que si la vida te da palos, te haces un puto trono de rey. Rey de tu reinado. Rey de tu vida. Rey de tus sonrisas y tus maneras. No me hace falta un prismático para saber que si salgo del coche me voy a encontrar otro igual unos metros más delante. Y otro, otro, otro y cuatro más. La calle solitaria con un arcén lleno de coches con miedo a acelerar. Porque no es indiferencia ni enfado, es miedo. Miedo a avanzar y miedo a que te den esos palos. Miedo a ver lo que realmente puede pasar. A la mierda el miedo y todas sus tonterías. 
 Creo que voy a salir. El freno de mano ni lo toco. No quiero coche. Quiero ir yo calle arriba o calle abajo.  Quiero correr yo y mejor si me descalzo, para poder notar con mis dedos el camino por el que paso. Voy a caminar y a abrir puertas, que ya estoy cansada de cerrarlas. Puertas de otros coches y de otras personas. Y cuando me vean y pregunten por mi sonrisa, responderé: Sastre de sonrisas, para servirle. Cansada ya de quemar los problemas en mi palma. Que sí, que las heridas si no se cierran siempre sangran. Habrá que cerrarlas.  
  Y mira tú cómo pasa el tiempo y cómo cambia el paisaje. Creo que el papel ya no está en blanco y el frío septiembre ya no me hiela tanto. Ven septiembre, y ven invierno. Que tengo abrigos y sonrisas para aburrir.

 Qué niña más mona e ingenua, diréis. Pero no hay persona más ignorante que el que no sabe apreciar una sonrisa. Ni persona más triste que el que piense que la felicidad solo está en el interior de los niños. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario