Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

sábado, 23 de agosto de 2014

Viento en popa.

 Llevo dos años escalando la montaña más mutable que existe. He tenido que buscar, y encontrar (que no es fácil), agarres donde no los había, puntos de apoyo que sólo resbalaban, y posturas cómodas que me dejasen descansar. Una montaña que si me descuido, cambia por completo y tengo que volver a hacer inspección del terreno. Ha habido veces que incluso aparecían salientes lo suficientemente grandes como para poder dormir tranquila. O incluso correr. Otras que bajo mis pies sólo había fuego o cualquier amenaza que asegurase el no volver. 
 Pero nunca me había encontrado en esta situación. Nunca había estado agarrada sólo de un brazo con los pies al aire y a 7.000 KM del suelo. Y aún estando sólo sujeta por tres dedos, aún sabiendo que nadie va a estar ahí arriba para agarrarme y ayudarme a llegar. Aún sabiendo que en cualquier momento puede cambiar y puede aparecer una tormenta de la que no me libre de un rayo, o una brisa helada que impida que mis músculos funcionen. Aún sabiendo todas esas cosas, y más, estoy tranquila. Mi respiración es continua y puedo ver con claridad.
 Adelante, pues, a esa cascada de piedras en dirección hacia mi, ese laúd de nieve inquebrantable o esa lluvia de gritos ensordecedores. El cielo está repleto de nubes, es cierto, y no hay ni un rayo de sol. Pero es que nadie sabe que a mi el sol me ciega y me atrasa. Me bloquea. Nadie sabe que los días que salgo con una sonrisa de oreja a oreja son los días fríos. Esos días en los que respiras hondo y puedes notar la humedad en tus pulmones. Ese olor a tierra mojada y a accidentes por carretera resbaladiza. Esas nubes negras que rugen amenazantes sobre tu cabeza. Pero es que ese negro es igual al de mis pupilas. Y esa lluvia es igual a mi sangre.
 No veo la cima y el vértigo está llenando mis entrañas. Cómo disfruto con esto, joder.

(La felicidad es sinónimo de aburrimiento)

jueves, 21 de agosto de 2014

Fieras noches.

Puertas que se cierran a mi alrededor
Sonidos de cerrojos
Que no mienten que me lo dicen sus ojos
Los cierra y yo los abro
Los recibo con ardor.
Portazo tras portazo, quizá es el viento
Hay demasiada corriente
Pero firme paso firme
Siempre paso firme.
Estate al corriente, eh, que por aquí sólo hay almas dementes, activos si te metes
Furiosos si les mientes.

Siempre alerta. Mente fría.
Son sólo colegiales, que si me pillas 
Acaban todos en la guardería.
¿De qué te ríes? 
Es en serio, no acabes en su vía.
Mira, colegas pocos y mucha compañía
Que entre el abrazo de un amigo
Y el chupito del hermano siempre
Te venden por veneno.
No lo digo yo, es pura filosofía
fuerte su melodía 
No te engañes, engaña a los demás 
No vaciles no des un paso atrás.


Que te dejes de historias, que no todo es un juego. Tampoco eres ficha blanca y muchos han hecho ya su movimiento, calculado. Siempre por delante tuyo. No os voy a engañar, ya que la rima nunca fue mi punto fuerte. Como tampoco os negaré que lo he visto, el silencio. Y no para todos guarda el mismo significado.

En este juego no hay tronos campeón, y el que es listo, no lo guarda en el campo si no en su interior. 

jueves, 7 de agosto de 2014

Míamusa


 El sonido de las olas del mar, el ir y venir de la marea. La obediencia ciega del océano a la luna.... Es un comportamiento tan bonito, tan brutal.... Yo siempre quise ser pez. Salivo al pensar en sus tranquilas vidas, en la continua armonía...

 Ayer la vi, ¿sabes? A mi musa digo.
Todo poeta debe tener una musa, y el que no la tenga, nunca llegará a ser plenamente un poeta en lo que se refiere a su significado. Escribir para sentir. Estoy segura que al decir musa se os ha aparecido una imagen en la cabeza. Para muchos será algo difuso, no llegáis a saber qué es, sólo percibís la esencia. Porque hay que saber también que conseguir una musa lleva muchos años, o algo intenso y fuerte que se cruce por tu camino y que realmente naciese para ser tu musa. Los que aún no sepan de lo que hablo, paciencia y suerte. 
 Pocos sabrán ya a lo que me refiero, y sientan ahora su musa golpear la zona sensible de la cabeza, o el corazón. Quiere hacerse notar. No tengáis miedo, os acompañará para el resto de vuestras sucias y patéticas vidas. Han de saber que así es la vida del escritor, sucia. 
 No os agobiéis y leer lentamente, repetir cada línea si hace falta. Una musa es un tesoro. Es aquello que nunca deja que andes sólo, te acompaña siempre que sientas miedo, euforia o frío. Compartes con ella todo lo que te ocurre, y acabas siendo realmente dependiente de esta. Luce. Luce más que el sol y más que Marte. Más que Júpiter y sobretodo, más que Venus. Remontémonos al párrafo anterior, ahí donde decía que esta vida es sucia. Pues bien, vuestra musa nunca lo será, allá donde se esconda, será el único rincón sin telarañas y escombros. Sin truenos sin relámpagos sin trampas. Siempre hablé de un oasis, y es así como se siente una musa. En medio del desierto, de la tempestad, del huracán, existe un pequeño oasis en el que refugiarte.
 Es cierto que estoy dejando en muy buen lugar a las musas. Es un error. Os he hablado sólo de la cara bonita. Hay dos caras. Tienen carácter y son como arpías, deposita toda tu confianza en ella, pero no te sorprendas cuando haga algo inesperado y de tal giro al asunto que sólo reces para desprenderte de ella. Te arañarás, patalearás e intentarás incluso matarte para que desaparezca de tu cabeza. Te engañan y la sientes tanto que sólo puedes pedir ayuda mostrando tus ojeras. De noches y noches pensando en ella, luchando contra ella.
 Tener musa conlleva una verdadera responsabilidad.
 No confundáis musa con amor. Son imanes opuestos. Nunca, y digo nunca, os intentéis enamorar de vuestra musa. Mantenedla alejada de cualquier sentimiento similar, o acabaréis perdidos. Una musa dura más que el amor. Es la diferencia entre perros y gatos, entre caerse y estamparse. Entre enfadarse y rabiar.

Cuida de las dos.

k



Y si soy de 'esas' que os jodan...

  Malvenidos a mi zona caótica.