Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

martes, 31 de diciembre de 2019

Sáhara, con todas sus letras.

Lo peor ha sido perderte.
Puestas a soñar, me encantaría vivir en un mundo más sensible, donde los prejuicios se hayan perdido por el camino y el valor de una vida no dependa de la especie. Ojalá mamá hubiese podido conocerte, ojalá el mundo entero hubiese podido aprender de ti, porque no he visto a nadie luchar con tanta fuerza, ni apoyar siempre a las suyas en los peores momentos, hasta el último aliento.
Un placer haberte conocido, haberte abrazado. Todavía me dueles después de tantos meses. Sigo sin saber cómo levantarme si no es a tu lado.
Te adoro, siempre.
La imagen puede contener: gato

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Parece que he mutado pero no

Otro folio en blanco sobre mi escritorio. De nuevo, el reloj marca la madrugada. En mi piel sigue habiendo cicatrices, sigo notando las que nadie ve. Aún hay heridas sin cerrar. Ya no estoy abierta en canal pero si la buscan, encuentran la entrada (o la salida) hacia el centro de mi cuerpo. Sigo hablando mucho en mi cabeza. Algo nuevo: hablo también fuera. He pensado en no escribir con muchos puntos y a parte, en no crear muchos párrafos, por no perder el hilo. Dale cuerda. ¿Es una cinta? Hace cuánto. Hace cuánto tiempo que no me husmeo, ¿Verdad?. Qué de polvo. Pero de nuevo, el bic pierde tinta. En realidad es mi sangre la que moja la bolita de su punta y mancha el papel. Por eso hay veces que paro. Coagula. Os preguntaréis cómo es que sigue habiendo contenido en mis venas si ya se vaciaron hace tiempo. No se se seré un fénix, pero aquí sigo. Ya luego formo párrafos, si eso. Os cuento: fui dejando un rastro para no olvidar. Sabía que era mucho lo que se me venía encima, sabía que estaba surcando océanos de espesa tarea, que me toparía con abismos y me dejaría caer al vacío. Que cesaría mi respiración. Sabía que intentarían que me perdiese. Que cada obstáculo, llamarada y daño era intencionado, para borrarme. Por eso fui dejando huella. Me descalcé y sangré, por ti. Por mi. Mis pies en carne viva y un recuerdo de quién fuí. De quién soy. ¿Es que no les gusta que una recuerde? Intentaron situarme en un mapa. Intentaron dar nombre a lo que me pasaba. Me anularon durante un tiempo con químicos. Y yo sangré. Me vacié por dentro para poder salir y entrar. Modelé mi celda para no olvidar jamás que lo es. Tras mis barrotes. Tallé hueso y cosí piel. Y aquí estoy. Una es más fuerte recordando. Y así, cada mañana rasco un poco, me enfrento al espejo, acepto el rostro que veo reflejado y no dejo nunca que salga costra. Me inyecto café en vena y cada paso duele. Frente al dolor, fuerza. Imaginaos. Y cada noche, espero a que llegue la madrugada y grito a mis adentros. Despierto al lobo. Abro las ventanas para que entre el viento. Me enfrento a la loba. Reavivo el incendio y juro lealtad infinita a la luna. Mis pupilas, se dilatan solas. Tal vez hoy escriba más por mi que por vosotras. Sigo dejando huella mientras avanzo, forjando mi coraza, tallando mi ¿celda?

Hoy por mi, mañana por mi.