Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

sábado, 21 de septiembre de 2013

teRAPia.

Cuando me preguntan por qué no escribo ensayos, no se cómo hacerles ver que el rap es uno de los artes más bonitos y difíciles de crear. Los que escriben sin saber, charlatanería. Porque en cada frase de un buen tema se esconden mensajes que ni el mejor psiquiatra podría darte. De ahí lo de teRAPia.
  Y es que si escuchas rap es por ponerte el móvil en la oreja y sólo centrarte en él, en la letra, en desmontar y descubrir lo que esconden cada una. En tapar (no olvidar) todo lo que te rodea en ese momento, porque todo lo que importa y todo lo que sientes está ahí, en tu oreja.
  Y yo, señores, no puedo conseguirlo. El día que consiga poner los pelos de punta cada vez que lean algo mío, lo mismo, una y otra vez, entonces sí. Porque sí se parecería a lo que intento explicar. El rap es un refugio. Eso es. Rap con r de refugio.

martes, 17 de septiembre de 2013

Jode más lo que menos jode.

"No sabe ni un solo metereólogo que la previsión para lo que queda de verano es que llegarás a tiempo para hacerme temblar en pleno agosto"


Qué vueltas da la vida, ¿verdad? él dice que no piensa, y pensar huele a él.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Ron N'Roll

Hace ya tres años de aquella noche tan simple y a la vez tan grande. Tan simple porque duró demasiado poco. Tan grande porque sin ninguna duda esa noche marcó el rumbo de mi camino en el laberinto que forje yo. Quiero decir, que si esa noche, por algún casual me hubiese ido antes o simplemente no me hubiese atrevido a acercarme, estoy segura que ahora no sería la persona que soy. 
  Eran las fiestas de Galapagar y sólo conocíamos a cuatro gatos. Pero por nuestros cojones Violeta, Alicia y yo nos lo íbamos a pasar genial. Por eso no tuvimos otra que acercarnos a Javivi cual perros hambrientos para que nos presentase a algún amigo. Quitando el pelo naranja de Mingo y los acertijos de Xexu, todo era perfecto. No, pero en serio, perfecto. Las tres siguientes noches de las fiestas llegábamos al Toril con ojos ansiosos buscando una mancha granate donde poder descargar la euforia de fin de verano.
  'Normal que una niña se lo pase bien con gente más mayor que ella' pensareis. Aunque supongo que algo de razón conlleva, no es ni mucho menos su edad lo que atrae de estos personajes. Son sus putas manías, sus frikeces y su sonido. También su olor. Joder cómo huele Galapagar desde que RonNRoll entró en mi vida. Huele a puta felicidad. Huele a cachimba de melocotón. No de menta, ni cereza si no de melocotón. No sabes lo que puedes llegar a sentir al meterte en tu cama -tras una noche de fiesta- arropada por un intenso olor a Galapagar impregnado en tu pelo. En las putas nubes.
  Supongo que nunca he llegado a decírselo a nadie, pero la clave de todo esto fue el verano pasado. Ese verano no lo supera ningún otro. Fue encontrar un oasis en medio del desierto. De mi desierto. Porque juro que antes de empezar aquel verano ni me conocía lo más mínimo. Para que os hagáis una idea, me hicieron sentir de las personas más grandes del mundo. Y no la más grande, porque por encima van todos ellos. Repito, TODOS ellos. 
  Después de tres años ahora el grupo ha agrandado considerablemente. Pero si ha agrandado ha sido porque cuando alguien es grande y se encuentra con otro igual, más grandes aún, y si son más, muchos más, pueden convertirse en lo más grande del planeta. Cada miembro de RonNRoll es un mundo que descubrir. Un mundo tan especial que no yo puedo llegar a comprender.
  Por eso y por todo, gracias. Gracias por vuestro cariño, vuestros consejos y vuestras manías. Nunca os lo he dicho, pero supongo que habéis apreciado que no paro de sonreír. Si sonrío es por vosotros. Vosotros me enseñasteis a sonreir. Me arrancasteis los complejos de un cuajo y como por arte de magia mis labios se abrieron para enseñar siempre mi sonrisa torcida. Antes de conoceros en la vida sonreía. Creo que con eso podéis haceros una idea de la enorme huella que habéis marcado en mi vida. 
  Gracias por regalarme  mi sonrisa.


sábado, 14 de septiembre de 2013

Sastre de sonrisas.

Pum pum, tic tac. Oigo hasta mi pulso siguiendo el ritmo del reloj, ya acostumbrado a sonar en mi cabeza. ¿Cuántas noches puedo llevar ya? Contando las largas y las momentáneas deben sobrepasar las 30, cuando todavía caía agua fría y el viento helaba. Cada noche frente un papel sin poder escribir. El Pilot sólo da vueltas entre mis dedos, acostumbrado ya a la torpeza de estos mismos. Y el folio en blanco. En blanco...
Me pregunto si se extraña. Si se extraña mi mesa. Y mi silla. Que lleve tanto tiempo sentada en el mismo sitio sin hacer caso al papel. Me mira y me intenta atrapar. Intenta alargar sus brazos para agarrarme y sumirme en él. El papel se ha cansado de ser blanco, quiere letras.

"Creo que los vacíos de inspiración ocurren porque algo en la vida ha echado el freno de mano y todo lo que avancemos desde entonces nos desgasta y hace que nuestros patéticos y tristes días huelan a plástico quemado."

No quiero más freno de mano en este mundo. Llevo demasiado tiempo parada en el arcén, y siento que si agarro la palanca del freno y tiro hacia arriba, el coche entero se desmoronará. Y me quedaré sola y frágil, ya no tendré resguardo del viento. Porque ya llega septiembre y el frío se nota en sus diez letras. Estaría bien poder salir del coche a echar un vistazo, poder sonreír de verdad al paisaje que tengo enfrente. Pero el freno está echado y las puertas cerradas. 
La verdad, no me extraña. ¿Quién quiere salir fuera en este mundo de chacales? Se han perdido las maneras, o tal vez nunca las hubo. Las maneras de ser feliz y enseñar los dientes con diversas sonrisas y sus respectivos mensajes escondidos. Ya son más de once personas las que me dicen sorprendidos: 'tú sonríes mucho chica' o '¿por qué sonríes tanto?' Y ¿por qué no? Quiero decir, la vida no es puta si tú no la tratas como tal. Que si la vida te da palos, te haces un puto trono de rey. Rey de tu reinado. Rey de tu vida. Rey de tus sonrisas y tus maneras. No me hace falta un prismático para saber que si salgo del coche me voy a encontrar otro igual unos metros más delante. Y otro, otro, otro y cuatro más. La calle solitaria con un arcén lleno de coches con miedo a acelerar. Porque no es indiferencia ni enfado, es miedo. Miedo a avanzar y miedo a que te den esos palos. Miedo a ver lo que realmente puede pasar. A la mierda el miedo y todas sus tonterías. 
 Creo que voy a salir. El freno de mano ni lo toco. No quiero coche. Quiero ir yo calle arriba o calle abajo.  Quiero correr yo y mejor si me descalzo, para poder notar con mis dedos el camino por el que paso. Voy a caminar y a abrir puertas, que ya estoy cansada de cerrarlas. Puertas de otros coches y de otras personas. Y cuando me vean y pregunten por mi sonrisa, responderé: Sastre de sonrisas, para servirle. Cansada ya de quemar los problemas en mi palma. Que sí, que las heridas si no se cierran siempre sangran. Habrá que cerrarlas.  
  Y mira tú cómo pasa el tiempo y cómo cambia el paisaje. Creo que el papel ya no está en blanco y el frío septiembre ya no me hiela tanto. Ven septiembre, y ven invierno. Que tengo abrigos y sonrisas para aburrir.

 Qué niña más mona e ingenua, diréis. Pero no hay persona más ignorante que el que no sabe apreciar una sonrisa. Ni persona más triste que el que piense que la felicidad solo está en el interior de los niños.