La inmensidad del espacio infinito
reducida y atrapada entre alambre de espino
recién afilado por las garras de un cuervo,
por el pico de un buitre.
Viejas raíces perdidas y hundidas
en tierra seca que se niega a aportar nutrientes,
se despellejan buscando una salida que posiblemente
nunca hallarán.
No hay cobijo.
La luna, la maestra, la musa, la diosa.
La luna, un huracán y el telón cerrándose.
La luna, con el rostro vuelto, ya no me acuna.
Pleamar.