Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Las estrellas a veces se equivocan.

 Hoy el horóscopo me ha dicho que soy una luz difícil de apagar, y si lo hace, se vuelve a encender. Mi luz no se ha apagado nunca, es cierto. No creo que ninguna lo haga. Y si lo hace es irreparable, se apaga para romperse al rato.
 A veces, cuando me escondo en lo más fondo de mi (siempre he dicho que no tengo fondo, entenderlo como metáfora) encuentro una iluminación más estropeada. Quejosa. Ahumada. Está bailando. Baila a la sombra. Y mientras yo, dejándome llevar por mi cuerpo (por que ya no soy yo joder) por su movimiento, me dejo engañar como una niña boba. Y no acudo al auxilio de la llama, luz tililante. Me olvido y mientras bailo dentro, por fuera lloro como nunca. Surcando esos caminitos que ya había cavado antes. Lloro y creo que está apagada. Apagadísima.
  Y en realidad baila. 

domingo, 14 de diciembre de 2014

Corto.

  Me queman los oídos, los ojos y la boca. La piel me arde. Todo lo que está en contacto con el exterior, básicamente, lo repelo. 
  Me preguntan si cuando escribo soy yo, y ni siquiera se quien soy. Sólo se que cuando hablo no escribo y cuando escribo no hablo. ¿Y si cuando escribo no es más que mi locura pataleando en mi cabeza? ¿Ansia por salir a la luz? ¿Y sí mañana, o pasado, vienen a encerrarme? Lo único que contradice mis especulaciones es la existencia de límites en mi cabeza, y en la de un loco no los hay. Ojalá ser loco.