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lunes, 25 de marzo de 2013

Ojos Oscuros

Este niño era menudito, bajito y con la cabeza brillante como una bola de billar. Este niño ya no era como los demás. Antes gritaba, ahora callaba. Antes corría, ahora caminaba. Antes soñaba, ahora reflexionaba.
  Fue al poco tiempo de entrar en su colegio cuando el niño travieso y juguetón dejó de hacer cosas de niños. Ni travieso. Ni juguetón. Fue al poco tiempo de llegar a ese edificio, lugar para aprender y dormir, morada de hijos de la iglesia.
  Ojos oscuros miraban a este niño, cuando gritaba y corría. Ojos oscuros atraparon a este niño, cuando gritaba y corría. “¿Qué sucede Padre?” fue lo que dijo el niño. El cura le llevó a una habitación oscura como sus ojos, donde solo él podía ver lo que sucedía. A la mañana siguiente, este niño dejó de gritar para callar. Dejó de correr para caminar. Dejó de soñar para reflexionar. Dejó de ser un niño de verdad.

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