Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Amanece, que no es poco





Hoy el día amanece extraño. No he escuchado nada tras la ventana, aunque ayer volviendo andando a casa (back home walking en mi cabeza) vi una ardilla. Menos mal, pensé que no quedaba ni una. He pensado mucho y tengo un runrún en la cabeza que no cesa. Pienso y no lo suelto.

Sorprendentemente (o no tanto) hoy ha salido el sol.

Recuerdo que hace unos años, en un test psicológico de marcar casillas SI o NO, cuadriculadamente, tuve que responder a la pregunta "¿Has pensado en suicidarte alguna vez?" Así, sin más. Mentí dibujando un "tic" en la casilla del no. Me hizo gracia, también, como si una de esas casillas me fuese a solucionar la vida. Al final acabas lidiando con tus demonios.

Cierro los ojos y espero que hoy salga la luna. Ayer se veía preciosa tras un manto suave de nubes. La arropaban o me arropaban a mi. ¿Sabes esa sensación de respirar hondo y helarte hasta los metatarsos del pie? Pues eso.

Tantas veces me preguntan: ¿Y qué escribes?, Y tantas veces que no sé contestar... Pues yo que se, ¿Te preguntan a ti qué tipo de caminar llevas? La verdad, menos mal que me tengo.

martes, 27 de noviembre de 2018

La caída de lo inevitable

Hay un cadáver colgando del techo de mi habitación. El tiempo ha barrido el color de su piel, y la soga sigue intacta. Es gorda, áspera, todavía húmeda de sangre. Por que la sangre, el tiempo no la ha secado. Nunca pudo evaporarse, pesa, acostumbrada a no serpentear.

Hay un cadáver en la esquina de mi habitación. También se escuchan voces. O solo las escucho yo. O solo las silencio yo. No me atrevo a darle la vuelta: se lo que me voy a encontrar. Parece que aún se mueve, pero el viento ya dejó hace tiempo esta cárcel. Escribiría morada.

Hay un cuerpo que no deja moverme. Tengo miedo, pánico, que al mover mi mano la suya se mueva al unísono. Intento engañarme. Tiro cosas, las rompo, no quiero escuchar.  Escribo tal vez y lo borro. No es tal vez. Nunca lo ha sido.

Lo del color, fue el tiempo. Pero los ojos, dos pozos negros que dejan escapar el eco de un aullido, no es cosa del desgaste. Las cuencas están picoteadas: rabiaron, sí, los cuervos al comerlos. Carne insípida. Y un aullido cada vez más fuerte.

Aleteos: me están esperando.

Chasquidos de pisadas por un manto de hiedra seca. Hojas incoloras tapan el suelo de un laberinto emocional. Ramas viscosas crecen sin cesar, sin rumbo fijo.

Basta. Al final, no quedará nada por romper, y tampoco que sangrar: no dejaré un camino de retorno.

Basta.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Púrpura

Joder Diego, sabía que en algún momento te irías, desde el primer día que te leí. Que te sufrí. Pero hoy no. Todavía no...


RITUAL

La vía húmeda,
el único camino es el más largo,
sin atajos, por el bosque.
La belleza de los jardines es naturaleza sometida
recortada, ordenada, domesticada.
Recorrer los pasos de los fugados
donde se esconden los niños perdidos
-los niños no se pierden, huyen-
el lenguaje de las palabras que pellizcan,
que se pegan al riñón y se transforman
en baladas con sabor a sangre metálica.
Una hipótesis telúrica, ultraviolenta,
incognoscible,
errar hasta el horror pero de frente,
abierto en canal, las tripas fuera,
carroña en lo alto de la montaña
rodeado de buitres que han de llevarse
en sus garras volando los restos muertos
del cadáver que somos.


¿Cómo se puede llorar por alguien al que nunca has tocado?

Aún te sigo viendo, en los cuervos de mi ventana.

Loba, esta noche aúlla fuerte. Tal vez alguien te escuche.

martes, 21 de agosto de 2018

Creo que esos árboles son fresnos o a lo mejor son pinos

Un camino de tierra y polvo se alarga ante ti. Altos árboles frondosos descansan sobre los lindes del mismo. Parece que te acompañan o te dan la bienvenida y a la vez se despiden. Un fuerte viento azota sus ramas y se te ocurre pensar que a lo mejor te engullen. Y podrías desaparecer. Caminar cuesta porque el suelo está muy duro y parece que hay más presión en sentido positivo, y por eso de la acción reacción te acabas cansando. El polvo, suspendido en el espacio, no ayuda porque no hay más luz que la que proyecta una luna mora. Y hay ráfagas de viento que lo atrapan y forman densos remolinos a la altura de tus ojos. Piensas que el camino no tiene fin ni posible salida. Pero acabas topándote con tu verdugo, que te estaba esperando, y te pregunta si ya por fin has decidido dejar de resistirte.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Cada vez que escuchas un sonido como de madera que se queja

¿Alguna vez has sentido cómo te arrancan el corazón del pecho? ¿Cómo desaparece esa única cosa que te mantiene viva? Tampoco habrás escuchado el sonido de tus costillas romper, como ramas de un árbol sin vida. Su sonido es seco. Y después nada.

Siempre ando yo sola con mis demonios, pero hay veces que una mano amiga no está de más. Y qué curioso que siempre resulta ser peluda. Excepto Libre.

viernes, 11 de mayo de 2018

AP cuatrocientos veinte

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.




Vuelvo a abrir cada letra que escribió Alejandra, como si tuviesen puerta y pomo, para refugiarme en ellas. En ella. 

¿Cómo algo que acompañó al suicidio puede calmarme tanto?

Afuera hay sol. Afuera.