Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

jueves, 27 de febrero de 2014

Verdad a mentirijillas

Parte del trabajo de filosofía...


¿Sera todo esto un sueño? ¿Seremos víctimas de un sueño interminable, que no se acaba? Todo lo que tengo a mi alrededor, ¿será fruto de una imaginación brillante?


Es difícil saber realmente qué es verdad de lo que tienes a tu alrededor y qué no. Distinguir. Por que realmente sólo podemos saber con certeza lo que nosotros mismos vemos y hacemos. Todo lo demás, lo que te dicen, afirman o niegan, no es certero. No yéndonos muy lejos, la televisión de tu salón o el periódico mismo que sujetas cada mañana entre tus manos. ¿Cómo sabes realmente que eso es cierto? Quiero decir, sabemos que existe cierta manipulación en los medios según le venga bien a uno u otro, pero, ¿hasta dónde pueden llegar? O ¿hasta dónde han llegado? Hemos de reconocer la confianza ciega que depositamos cada individuo en 'los de arriba'. Por mucho que no estemos de acuerdo, por mucho que nos demos cuenta de ciertas injusticias, lo dejamos todo en sus manos. Posiblemente esto lo hagamos por el sistema democrático que no hace mucho elegimos. Aún así, el sistema con el que contamos en este país es totalmente cuestionable. Democracia viene de las palabras ‘demos’ (pueblo) y ‘cracia’ (gobierno): un gobierno del pueblo. Lo que da a entender la participación política del pueblo. Según la teoría, el estado debería escuchar, comprender y actuar según el bienestar de los ciudadanos. Ahora bien, ¿esto es así? No. Rotundamente no. 
  Volviendo al tema de la verdad, en este ámbito no se respira mucha verdad. Cierto es que muchos tienen los ojos más abiertos y distinguen varias mentiras. Pero desgraciadamente nunca llegaremos a saber una verdad en su totalidad. Lo más violento de todo es que estamos hablando de nuestra verdad. La verdad de nuestra vida. Podría profundizar más y hablar de las mentiras más recientes que nos incumben, tales como la inocencia de la infanta Cristina, ladrona de nuestro dinero; las innumerables cuentas en Suiza de cada personaje político, banquero, empresario y cualquier ser humano con acceso a grandes sumas de dinero; derechos que nos han prometido y luego no han cumplido. Etcétera...
  Un ejemplo muy ligado a este tema es el reportaje del pasado domingo 23 de febrero del periodista catalán Jordi Évole, "Operación Palace". Jordi lo presentó como una investigación del golpe de estado de 1981 protagonizado por Tejero. Durante el documental, se podía afirmar que dicho golpe de estado fue una estafa, algo premeditado y ensayado rigurosamente para la perpetuación y asentación de la democracia y monarquía. Para ello, personajes políticos y periodísticos confesaban lo ocurrido. Más de 5,2 millones de españoles vieron el programa, y la mayoría creyó palabra por palabra hasta el final, cuando desmienten toda la información dada.
 Esto dio para reflexionar, claro. Porque por lo menos el equipo de La Sexta reconoció la mentira, pero ¿y la cantidad de veces que han podido hacer algo así y nos hayan privado de la verdad? Reconozco que yo me lo creí.
  Más tarde, Évole afirma que comenzaron a investigar sobre este hecho histórico y había documentos que 33 años más tarde todavía no se pueden abrir. ¿Qué verdad tan entrebuscada puede haber entre esos papeles? No lo sabemos. Y precisamente eso es lo que quieren.
  De toda la vida es más fácil controlar al tranquilo, manso sujeto que al activo, culto y atento. Por eso mismo a un gobierno no le viene bien que el pueblo, la mayoría, sepan las desfachateces que se pueden lograr hacer. Cuanto menos sepamos, menos listos y por lo tanto menos reivindicativos. Por esto nos privan de la verdad.
  Podemos ver otro ejemplo, y es la injusticia que hay con las víctimas del franquismo. Lo que se ha hecho ha sido tapar con una capa negra todo lo sucedido. Tapar con una tapa negra incluso a familias enteras. Ese parece un punto débil de la justicia en España. ¿De verdad tiene que ser otro país el que exija verdad? Las fosas comunes, las tierras robadas, la riqueza en familias surgida de la nada... Intenta tapar la verdad como sea. Véase la invalidación como juez de Garzón, o a las familias destrozadas que merecen justicia.  
  Con todo y con esto, lanzo un grito a todo aquel que odie la realidad abstracta en la que vivimos, el pozo oscuro en el que nos sumergimos (y nos sumergen). Todo aquel que no soporte la ignorancia, que ponga el puño sobre la mesa, se levanta del sofá y realmente salga a la calle a pedir justicia. 

Sea o no sea esta vida real, luchemos por conocerla.
  

martes, 18 de febrero de 2014

Caiga quién caiga.

 A los que viven de noche y usan de sol una estrella. A los que ríen sólo si es necesario, y sobre todo, a los que sienten riendo y ríen sintiendo.

  
 Qué bonita es la locura, cuando no es locura. Qué bonita es la locura, si la miras al revés y sólo con el ojo izquierdo. Oh, qué bonita es. 
  Qué es sino un loco alguien quién intenta escapar. O mejor dicho, entrar. ¿No sería bonito abrir los ojos? Ay sí, y descorchar una botella a las nueve de la mañana. O mejor aún, no hacerlo y tirarla. Sí, sí, con alcohol dentro y cristales rotos. Que corten.
  Bueno, y ¿qué me dices de correr? A cada paso más rápido y más ligero. Sale todo y te deja entrar. O escapar. Explota. Explotas.
  Que lo dejes todo, joder. Que lo dejes y abras o cierres o mimes tu moral. Pero arriésgate un poco anda. Rásgate. Vives continuamente con unos labios rozando tu oreja, repitiéndote a susurros que no. Tu piel se eriza por su gélido aliento, y no. Por su voz sensual. Por que no niegues que te excita, y es que qué bien lo sabes. Que el sentido lo tiene, y haciendo caso a los demás, ni lo sientes. Prefieres soportar escalofríos a correr y desatarte. Que la locura es hermosa, y cuánto puedes saberlo, y saborearla. Deja de ver las gotas y empápate estando dentro. Y fuera. Y arriba y abajo. Sopla el polvo y échale aceite. Que no suene a óxido, no querrás aparentar algo así. Anda ve y alimenta tu corazón mecánico de lo único que es capaz de tragar. Empieza a vivir y deja de quejarte.
  Se hace tarde, me tengo que ir. Casi es de día y me tengo que ir. 
  Y por dios, acéptalo de una vez, que la locura no vuelva a olvidarse (o taparse) en ti.
                 El loco, loco es.


domingo, 9 de febrero de 2014

sábado, 8 de febrero de 2014

Ni cruz de suerte

    Dos sendas rojas que gritan a llantos lo que no puedes callar. Los cauces de ríos siempre quedan a modo de señal. Y el hueco tal vez no sea un lago seco y sea un glacial. Quiero decir, es posible que nunca te seques, sino que te hieles por dentro y haga falta algo para fundirlo y que pueda, o deba, recorrer otra vez esos cauces.
  Que con esto quiero decir que la bolsa del quinto cajón empezando desde la puerta sigue llena y con telarañas a sus lados. Que no es sino un caballo a cuatro patas (porque a dos ya es mucho esfuerzo) el que debería habérsela llevado.