Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

martes, 30 de junio de 2015

.De sangre.

Miradas compasivas hacia la pobre niña triste. Una nube se apodera de mi y mis adentros. Espumosa y grande invade los recovecos dolidos por el tiempo. Mi cabeza no responde y sólo mis ojos pueden hablar. Tímidos se empapan en un lago de aguas desconocidas. Perdidos, asustados. Piden ayuda. No saben qué me pasa y yo pienso que me desgarro por dentro. Dicen que no es fácil decirlo con palabras, pero es más difícil pensarlo. Qué pasa, qué te ocurre. No me lo cuentes a mi, cántale una nana al papel y engáñale. Hazle llorar, hazle sentir lo que tu sientes. Súfrele.
Sufro y no se sufrir. Miento al papel, engaño a los que al rededor se amontonan babeando como zombies mientras alargan sus brazos para agarrarme. Les miento y me observan con mirada compasiva. Les hago creer que soy niña y en realidad no soy nada. Hago parecer ante sus suspiros un cachorro perdido en una tormenta de fango. Aúlla. Ladra y llora.
Lobo, ¿te has perdido? No. No busco a dónde ir. No tengo a dónde ir. Ah, escribe en un papel, tal vez te encuentres.

 No me encuentro porque no aparezco en el mapa. Dejad de buscarme. 


miércoles, 10 de junio de 2015

Si lo llamo terapia es porque nunca soy la misma cuando empiezo que cuando acabo.

 Estoy cansada de aparentar estar cansada. Que yo en en realidad quiero levantarme, gritar ag(f)ónicamente y dar puñetazos al aire, ya basta de sujetarme. Patalear como una niña pequeña y salir corriendo sin saber lo que dejo atrás ni lo que viene delante. No estoy cansada porque tengo ganas de correr tres días y cuatro noches sin parar. Porque se que no volvería al mismo sitio. Que me habría ido lejos hace tiempo. Se que tengo movimiento interno suficiente como para creerme que soy capaz de cambiar el tiempo. Que si yo por dentro soy gris, el cielo se pone gris. Y si trueno, el mundo gime. 
 Mi corazón a la deriva en una tormenta entre un nudo de ballenas. Y mientras mis pies quietos. Un cuerpo que por fuera se consume y por dentro se prepara, se araña y se engrandece. 
 Hoy soy siete veces más pequeña que hace un año. Hoy me siento veinte veces más densa, grande y profunda que hace un año. De hecho, si lo pienso, para mi hace un año fue hace tres.


PD: siempre escribo por último los títulos. Hoy he leído que además, cuanto más largos más bonitos. Y es verdad.

jueves, 4 de junio de 2015

La mecánica de obedecer.

 No escribo, no funciono. No siento, no padezco. 
 Nunca pensé que fuese a llegar este momento. El momento en el que efectivamente sientes cómo tu corazón salvaje se marchita. Lloran sus hojas pesadas, caen al suelo sin vida. Seca el vacío las ramas del tronco que fue mi corazón. Un vacío que se va apoderando de todo el interior. El vacío se hizo necesario para explicar el movimiento del Universo modelado por el semidios Demiurgo, según Platón. Pero por dentro no soy universo, no soy estrellas, no soy formas ni materia. No puedo pensar. Soy ese algo producto de otro algo que ya nadie se acuerda quién fue ese alguien promovedor del todo que hace algos. Soy mi pobre corazón mecánico, acostumbrándose a lo aceptable. Desechando el musgo, las flores y la brisa. Sí, es el viento, mi viento, mi amigo. Compañero. Se va, porque no puede, no cabe, el vacío también ocupa su lugar. Ay mi viento, pobre viento. Siempre de la mano del océano, su océano. También se va, arrastrando todo lo arrastrable, todo lo patógeno, lo extraño que antes no era extraño. Se va, todo, se va. No me quedo sola, no me quedo, no soy yo. 
 Adiós Coro, adiós Ginger, adiós a todo lo que quisiste ser y no fuiste. Adiós a tu alma rebelde, injenua niñita débil, frágil, pequeña. No llores, tus lágrimas ya no riegan tu interior, flor y luz en medio de aquella tempestad. No llores, ya no llueve, no hay nubes, ni laverintos, ni escaleras con peldaños de madera. Ya no bailes. No hay suelo, ni techo, no hay nada. Blanco, y a veces negro. Negro, otras veces blanco. 
  No llores niña de luz, sonrisa apagada, ya no tienes fuerzas. Duerme pequeña, duerme y no despiertes jamás. Aquí no queda nada.
  Este mundo ya no es tuyo.