Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

sábado, 22 de marzo de 2014

De madrugada y sobre cero

 Hoy la luna muestra su mueca más indiferente. Más sola, se esconde tras la nebulosa que intenta atraparnos. O alejarla. Pero ahí está, insaciable, saboreando amargamente las patéticas e incaminadas vidas que viven lo que para ella somos sus hormigas. Y cómo es posible que se moleste siquiera en mirar rigurosamente cada paso que damos teniendo un infinito universo a su espalda. O no lo entiende, o quizá espere que algún día mejoremos. Retrocedamos, recapacitemos, pensemos. Como un libro. Un libro con mil historias dentro de una, y otras mil y una páginas. El lector siempre espera a que el desenlace llegue, y tras él un final. Mordiéndose las uñas. Ansia. Que lo arreglen ya y coman sus putas perdices con su vida feliz (asegurada) a la espera. El libro de estas historias que sólo son una se está haciendo demasiado largo. Nuestra historia tiene demasiadas páginas y todavía vamos por el prólogo.
  Quizá ella sepa que en este pequeño planeta pueda encontrar más mundos que en todo el universo entero. Una cabeza, un mundo (y a veces sin fin).Y cómo hay mundos que logran conectarse, cuando el río de uno fluye por el cauce del otro. Cuando las nubes de uno crean formas en el cielo del de enfrente. Y cómo de repente se desmorone todo y el río sea un glacial, o ya no exista ni viento. Ni susurros. Ni escalofríos.
  Y en cada mundo no cabe la más remota idea de la existencia de más mundos (¿cómo es posible que algo tan complejo nos rodee?) un mundo no tiene en cuenta las consecuencias que puede causar dejar de compartir su agua, pues el cauce por el que se arrastraba se seca y perdura a modo de señal. Porque estos mundos, estas historias, empiezan con las páginas en blanco y sólo una palabra: E G O C E N T R I S M O .
  Que no espero que me entiendas. Que no espero que me entiendan. Mi mundo es mío, y cada cosa que escribo se ha forjado antes dentro. Que ni yo lo conozco, y tú, desde luego, mucho menos.

miércoles, 19 de marzo de 2014

CCCCCCC

 Vuela. Vuela alto muy alto. Tanto, que te quedes sin respiración. Que no haya oxígeno ni aire ni color. Ni estrellas ni luz ni sombras. Vuela alto. Y cuando estés arriba, con ojos pero sin ojos, con vista pero sin ella. Vuelve. Vuelve también alto. Vuelve despacio y vuelve a gritos. Pero vuelve.
 Ni kilómetros, ni océanos. Un montonazo es un montonazo. 

                 Te quiero y lo que sigue.