Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

lunes, 3 de mayo de 2021

La muerte y otras sorpresas.

Un golpe seco en la caja torácica basta para cortar la respiración. Ahora que una puede acercarse más, se ve que, efectivamente, sangra. Es lo que pasa cuando arrancas de cuajo algo a lo que tu corazón se había agarrado fuertemente. Yo lo ví. Alargó los vasos sanguíneos como si de tentáculos se tratasen y abrazó fuerte, muy fuertemente, su otro corazón. Para poder funcionar. Y así, uno regaba al otro a un ritmo acompasado y continuo.

Quiero decir, que aprendí a quererme, que aprendí aceptarme, que aprendí a mimarme. Que lo hice todo bien. Pero algo falló en mis cálculos y metí en la ecuación su pequeño cuerpecito. Porque yo era ella y al verla me veía a mi misma. En sus ojos. Realmente, tiene toda la lógica, ¿no?

Y claro, aprendes a seguir adelante, a mirar pa' a Lante, junto a ella.

Aprendes a librar tus batallas en silencio, junto a ella.

Aprendes a no pedir ayuda, porque ella ya estaba preparando una cuerda y un arnés para sacarte de ahí.

Que lo aprendes todo, de maravilla, para poder vivir. Pero siempre junto a ella.

Siempre.

¿Y ahora qué?

No entiendo. No veo. No escucho o escucho mucho ruido. Lejano, eso sí. Porque siento que algo me está envolviendo y alejando de todo lo que hay a mi alrededor. Me atrapa, y ya no se cómo combatirlo. Lo aprendí todo junto a ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario